A lo mejor te encuentro
(y cuando te encuentre, voy a abrazarte mucho)
Entrevista previa a la presentación del montaje
Más allá de la búsqueda.
Ed Quezada
El ritual comienza: Una actriz cuenta la travesía de una mujer en busca de alguien. Unos segundos después se convierte en esa persona al ponerse un vestido, un suéter y unas sandalias. De aquí hasta los últimos minutos veremos a Malena, una joven alegre y decidida, que primero nos comparte con entusiasmo el profundo amor que siente por su esposo Ramiro, para después ver cómo un suceso le cambia la vida y la lleva a una búsqueda que al parecer no terminará.
El tema de las desapariciones forzadas ha sido representado en la escena mexicana durante los últimos años. Tan solo en la 43 Muestra Nacional de Teatro vimos Días y Flores de Pita Zapot, que trata el tema desde el biodrama, con el movimiento escénico como eje de la puesta. En A lo mejor te encuentro (y cuando te encuentre, voy a abrazarte mucho), el dramaturgo Manuel Barragán toma el camino de la ficción, específicamente del melodrama, para hablar de esta problemática, a través de una historia de amor instalada en el México rural. El uso de este género apela a lo emotivo, lo cual funciona para conmover y hacer reflexionar a algunas espectadoras y espectadores, pero ¿no se queda este recurso en el lugar común? ¿Acaso permite la forma de abordar el tema ir al fondo?
Podríamos cuestionar el uso del melodrama para construir a los personajes y pensar en otras posibilidades para exponer esta importante problemática. Si hacemos a un lado las ideas preconcebidas o comprobadas hacia este género tan familiar para el público mexicano, tal vez encontraremos una historia sostenida por capas y símbolos, gracias a la propuesta de dirección.
Mientras la dramaturgia muestra la búsqueda interminable de una mujer de su esposo desaparecido, la dirección va formando poco a poco un altar en escena, con el vestuario de Andrés David, que traza la trayectoria de los personajes y dota a la representación de símbolos que, a su vez, constituyen una capa de significados más allá del texto. Sin llegar a ilustrar, hay otra mirada y otro discurso en el vestuario. El vestido blanco con flores cafés claras y las sandalias son Malena, una mujer platicadora y libre que desde el inicio establece un vínculo con el público. Nos cuenta fragmentos de su vida mirándonos a los ojos, nos comparte la alegría a través de la comida (tortillas, salsa y sal) y después nos hace partícipes de la tristeza y del duelo al pasarnos unas veladoras para formar un altar junto con un camino de flores. La camisa roja con rayas negras y amarillas es Ramiro. La primera vez que aparece dicha prenda en escena, Malena le está remendando. Al hablar de su esposo transmite una relación de cuidado y confianza. Cuando Ramiro desaparece, Malena se coloca la camisa encima del vestido. Su recuerdo vive en ella y le da valor para lo que sigue. Después se quita la camisa, forma un bulto y lo envuelve con un rebozo negro que amarra a su espalda, hacia el frente, como si trajera un bebé: de alguna forma Ramiro la sigue acompañándola, ahora a través de su hijo. Con ayuda de las convenciones creadas por las piezas de vestuario, la narración llega a lo poético, lo que enriquece una puesta que podría quedarse en el melodrama.
El ritual termina: Al quitarse el vestido, regresa la actriz, la narradora. La conciencia de que estamos frente a una ficción está ahí. Ahora el vestido, las sandalias y la camisa de Ramiro envuelta con el reboso negro, son colocados por ella en el suelo, junto al camino de flores y veladoras para completar el altar, no sólo como parte de la ficción, sino también como homenaje a las personas desaparecidas en nuestro país y a sus familiares.
El Teatro ha sido un espacio para crear altares y visibilizar lo que se quiere invisibilizar, pero ¿cómo se trasciende la representación? ¿Qué pasa cuando termina la ficción? El objetivo del teatro que toca temas sociales ¿es sólo generar empatía y reflexión o hay alguna otra responsabilidad? ¿El teatro debería llamar a la acción?
A lo mejor te encuentro (y cuando te encuentre, voy a abrazarte mucho) tiene como eje la necesidad de los familiares de personas desaparecidas de encontrarlas. Establece un puente con la realidad en la colaboración entre la compañía y el colectivo de búsqueda Luz de Esperanza. Lo que vemos en escena tiene un compromiso con la realidad.
En este montaje no hay un oscuro total. Cuando la representación termina las velas siguen encendidas, Se escuchan los aplausos, pero esa luz y lo que representa seguirán unos segundos o minutos. El teatro termina, pero la vida sigue. En el cruce de la vida con el teatro se abre la posibilidad de trascender lo efímero para convertirse, o no, en algo más.
A lo mejor te encuentro (y cuando te encuentre voy a abrazarte mucho)
Dramaturgia: Manuel Barragán
Dirección: Miguel Lugo
Con Erandi Rojas Ortiz
Diseño de vestuario: Andrés David
Iluminación: Miguel Lugo
Asistencia de dirección y producción: Luis Velázquez.
16 de Noviembre de 2023
Foro de Arte y Cultura
70 minutos.
Fotografías de Danaé Kotsiras y Raúl Kigra