Aleteo
Basada en el mito del rugido de jaguar
Entrevista previa a la presentación del montaje
Decisiones que cimbran
Luis Adrián Curiel
Entre los fenómenos naturales que aterran y devastan se cuentan los terremotos. La destrucción y muerte que dejan, quedan como heridas abiertas en la piel. ¿Qué pasaría si contáramos con la tecnología para predecir el momento preciso de un sismo? ¿Acaso las autoridades, la prensa y la misma ciudadanía podrían coincidir en los esfuerzos para evitar la pérdida de vidas? ¿O bien los intereses, la mezquindad y el pánico desencadenarían catástrofes?
La 43 Muestra Nacional de Teatro se inauguró en el Teatro Degollado con la puesta Aleteo, de David Gaitán, de la Compañía Nacional de Teatro. Dirigida por Isabel Toledo, forma parte del proyecto Laboratorio Teatro de Arte Mexicano, un cuarteto de obras a cargo de distintos dramaturgos y directores, que explora mitos y leyendas ancestrales y reflexiona en torno de la identidad mexicana desde una óptica actual. En Aleteo, el mito que se revisita es el del Tepeyóllotl, patrono de los jaguares, que simboliza los movimientos telúricos en la historia de los cinco soles.
La obra nos presenta a una ingeniera geóloga (Olivia Lagunas), quien asegura contar con sólida información de la fecha y hora de un temblor que azotará a la Ciudad de México. Con la intervención de una gestora (Nara Pech), propone a las autoridades (la Presidenta y un asesor, interpretadxs por Adriana Reséndiz y Zabdi Blanco, respectivamente), y a los medios, representados por la figura de una periodista (Estefanía Estrada), desalojar la metrópolis. Incredulidad, negación, sospecha y angustia atraviesan a quienes escuchan a la geóloga, con la incertidumbre de si sucederá o no el fatídico sismo.
El elemento pivotal de Aleteo radica en el dispositivo que facilita una determinante toma decisiones por parte del público. En algunos momentos cruciales, “puntos de quiebre”, se detiene el tiempo de la ficción para proponer a las y los espectadorxs dos opciones (por ejemplo, que la Presidenta respalde o no la teoría de la ingeniera). Estos puntos de no retorno, sean por el azar o por votación, modifican la trama en seis posibles versiones. Para este juego las personas del elenco han debido apropiarse del texto y sus variantes. Las y los intérpretes construyen personajes tipo: la Presidenta, autoritaria y preocupada sólo por sí misma; el asesor de la oposición, intrigante; la periodista, apegada a su reputación y en busca de la nota impactante; la ingeniera, obsesionada con su hipótesis y tecnologías. En el avance de la función los personajes se salen de estos estereotipos para mostrar otras emociones, sentimientos y objetivos de los que perfilaron en un primer momento. Tanto en la gestualidad como en los desplazamientos, la corporalidad de las actrices y el actor continúa aun cuando no emitan parlamento alguno. Durante los momentos performáticos se percibe una neutralidad absoluta que, si bien se distancia de la emotividad de sus personajes, termina toda convención establecida al estar juntxs de espalda al público observando caer la moneda.
El título alude el efecto producido por el “aleteo” de una mariposa capaz de desencadenar algo tan grande y destructivo como un tornado. Se ofrece al público el dilema ético de optar en favor o en contra de evitar una tragedia. ¿Cuál es el sentido de este dispositivo? ¿Para qué dar al público este poder? En decisiones de esta naturaleza ¿somos totalmente responsables de las consecuencias en lo individual o hay una responsabilidad colectiva?
A la función aludida asistieron sobre todo miembros de la comunidad artística de Jalisco y de otras entidades. La respuesta fue efusiva en los improvisados electores, que rieron incluso cuando su decisión implicó violencia, catástrofe y muerte. La política se volvió humor. ¿Las y los mexicanxs nos burlamos de la manera de ser y comportarse de las autoridades y políticxs aún cuando estamos poco dispuestos a evitar sus abusos? ¿Cuándo la risa se convierte en escarnio, cuándo en identificación nerviosa, cuándo en evasión y cuándo complicidad?
La escenografía de Jesús Hernández está compuesta por plataformas móviles y mamparas, que conviven con un telón de fondo inspirado en las obras de Libertad Alcántara, que nos evoca las placas tectónicas en el uso de tonos minerales y terrosos, que juegan con el beige predominante en el vestuario.
La música en vivo de Carlos Matus y Edwin Tovar entona escenas y acompaña transiciones, mientras en ciertos momentos unxs u otros miembrxs del elenco mueven las plataformas rodantes y otros permanecen en los costados, visibles a la audiencia. La puesta tiene ecos brechtianos en ese distanciamiento, que nos recuerdan estar frente una obra de teatro, que busca más que entretenernos.
Este planteamiento despierta cuestionamientos en torno del papel de las y los espectadorxs. En los dos primeros puntos de quiebre se elige un devenir de la trama por medio de la democracia participativa. Hacia el final de la función se recurre al azar. ¿Qué implica la elección “que tiemble” y preferir así salvar la reputación de la geóloga, por encima de los millones de vidas alojadas en la megalópolis? ¿Cuál es la relevancia de esta puesta como obra inaugural de la Muestra? Resultó significativa la azarosa coincidencia de una obra donde las autoridades parecen decidir en favor de sus intereses políticos, más que salvaguardar a la ciudadanía, con el catastrófico paso del huracán Otis por Acapulco y alrededores y la cuestionable respuesta del Poder Ejecutivo y los gobiernos estatal y municipales.
¿Cómo interpretar la decisión del público en favor de que suceda una tragedia, así sea en la ficción? Este ejercicio invita a cuestionar nuestra actitud hacia la democracia y la serie de alternativas que tomamos día a día en distintos niveles de nuestra existencia. ¿Cuáles de nuestras elecciones podrían tener consecuencias funestas?
Dramaturgia: David Gaitán
Dirección: Isabel Toledo
Escenografía: Jesús Hernández.
Con Zabdi Blanco, Dulce Mariel, Estefanía Estrada, Olivia Lagunas, Nara Pech, Adriana Reséndiz, Carlos Matus y Edwin Tovar.
Función 9 de noviembre 2023. Teatro Degollado, Guadalajara, Jal.
Duración: 90 minutos
Fotografías de Danaé Kotsiras y Raúl Kigra