Artaud
¿cuánto pesa una nube?

Entrevista previa a la presentación del montaje

El infinito atado a lo terrenal

Mauro Marines

Ruidos metálicos inundan el espacio mientras emerge una cabeza entre dos hojas de madera perfectamente iluminadas en su eje diagonal. El rostro muy parecido a un maduro Antonin Artaud asciende poco a poco hasta revelar el cuerpo al que pertenece; avanza observando los cuerpos de l_s presentes en las butacas y dejándose observar.

Parece, pero no es Artaud, como lo aclara minutos después la actriz de este unipersonal. Durante la siguiente hora Clarisa Malheiros encarnará una aproximación al dramaturgo y poeta francés, padre del teatro de la crueldad, en ARTAUD, ¿Cuánto pesa una nube? que formó parte de la 43 Muestra Nacional de Teatro en Jalisco.

Al igual que sucede con las otras dos entregas de la Serie de Encarnaciones Filosóficas, de la compañía La Máquina de Teatro —KAFKA: Donde estás, están todos los mundos y PESSOA: La hora del diablo—el propósito es profundizar en el ser creativo de quien fuera un hombre real, a través de una exhaustiva investigación y análisis sobre su vida y obra, para llevarlo a un cuerpo teatral, a un personaje en el que se manifieste la esencia de su ser: la máscara corporal.

Juliana Faesler y Clarissa Malheiros llevan a escena reflexiones que se desprenden tanto del propio Artaud como de textos de Florence de Mèredieu, Gonzalo de Tavares y Ludwig Wittgenstein. Faesler dirige pero Malheiros pone su físico –y su investigación– para confrontar al público con este hombre y su legado al teatro y al pensamiento.

¿Puedes imaginarte el infinito? Pregunta el hombre a su audiencia. Las respuestas varían, unas buscando lo concreto, otras apoyándose de la poética para hacerlo. Esta cuestión, junto con otras respecto a la esencia del cuerpo —producto de los dolores crónicos que padeció el autor de Un chorro de sangre—, pueblan el montaje de intentos filosóficos por acotar y definir lo incognoscible, mientras descompone certezas, como las concepciones de lo corporal. A la par, no se olvida de su protagonista y lo ubica en ciertos momentos cumbre de su vida —su nacimiento y enfermedades, su toxicomanía y reclusión en centros psiquiátricos, hasta su muerte. Este periplo llega para detonar más preguntas.

A partir de aquí Malheiros se entrega a su impecable oficio. La actriz habita —o se deja habitar— por voces, cuerpos y personas distintas, a veces en intercambios que rompen la barrera entre el diálogo y el monólogo, sin que por ello el texto pase a segundo plano. Las ideas planteadas por el montaje llegan al público de una manera más amable, gracias a este riguroso y apasionado ejercicio actoral.

Si algo ha dejado claro la actriz e investigadora teatral en entrevistas, es su deseo de que Artaud y su pensamiento superen las fronteras del teatro y alcancen a quienes, de otra manera, no tendrían la ocasión para encontrarse con este ser extraordinario y su obra.

La escenografía y el mobiliario permiten un juego dinámico, a pesar de que el trazo escénico está acotado al centro del escenario —y por lo mismo la acción puede cambiar su ritmo sin tropiezos, desde lo más acompasado hasta lo más frenético—. Una cama sobria y otra con decenas de libros a modo de colchón, micrófonos y lámparas de observación —además de una marioneta que representa al propio escritor— se complementan con una estética vintage, en alusión a la época del autor. Estos objetos son manipulados con la asistencia de dos ordenanzas, ataviados como médicos de un sanatorio.

Las rígidas y neutras figuras, interpretadas por Sol Sánchez y Uziel Hernández, nunca salen de escena y permanecen a los costados de las mamparas de madera, atent_s a la acción y tan presentes como las dinámicas y fenómenos opresivos que Artaud cuestionó.

¿Para qué hacer arte sino para salir del infierno? Pregunta poco antes de narrar su muerte en Ivry-Sur-Seine, a tan solo unos minutos de que el segundo movimiento del Concierto para Piano no. 4 de Beethoven despida su severo semblante entre la oscuridad del fondo del escenario. Malheiros/Artaud lanzó esta cuestión desde un teatro lleno de artistas de la escena, entre gestos de aprobación y reconocimiento con lo propuesto.

La obra abrió con una gradual presentación del personaje principal, su corporalidad, sus gestos y hábitos para permitir al público familiarizarse con él. En su cierre, Artaud salió lentamente de escena dejando a l_s presentes frente a su cabeza, colgada junto con las camas y las hojas de madera iluminadas como si estuviéramos viendo una habitación desde arriba, en un compás de tiempo suficiente para observar y sopesar las preguntas que seguirán en el aire. 


ARTAUD, ¿Cuánto pesa una nube?

Dirección: Clarissa Malheiros y Juliana Faesler

Dramaturgia: Clarissa Malheiros

Con: Clarissa Malheiros, Sol Sánchez y Uzziel Hernández

Diseño de iluminación: José María Francos y Juliana Faesler
Diseño de vestuario: Cristina Faesler

Diseño sonoro: Clarissa Malheiros

Fecha: 14 de noviembre del 2023

Teatro Experimental de Jalisco

55 minutos


Fotografías de Danaé Kotsiras, Raúl Kigra y Enrique Gorostieta