El fantástico mundo de los títeres 

Entrevista previa a la presentación del montaje

Las paradojas del humor 

Enrique Arroyo

 

La agrupación familiar coahuilense Títeres Galini trabaja con el modelo de teatro de carpa. Según los registros familiares, José Guadalupe Becerra lo inició con el nombre Teatro Salón Portátil de Títeres en 1910, tras haber incursionado en el circo. Desde entonces la tradición se ha transmitido hasta llegar a la quinta generación, encabezada por Laisa Guadalupe Galindo, directora actual del proyecto. 

Esta compañía es una de las tres carpas que aún sobreviven en México. Forma parte de una entrañable memoria del gremio teatral. En este sentido, es significativa y congruente la elección del espacio cultural independiente Casa Reforma para la función en el marco de la 43 Muestra Nacional de Teatro, ya que es sede de la compañía de títeres La Coperacha, una de las agrupaciones del género más antiguas de Jalisco que ha sostenido entre sus proyectos el Museo del Títere

Como un clásico fenómeno de carpa, El fantástico mundo de los títeres se compone de una serie de cuadros intercalados, en los que a cada sketch le sigue una sección musical. Los actos cómicos responden a escenas breves cercanas a la picardía mexicana, donde predominan los chistes tendenciosos y de tono burlesco que hacen mofa de agresiones, accidentes o características físicas. Las partes musicales presentan bailables o canciones populares como El Jarabe Tapatío, Los Voladores de Papantla, La Corrida de Toros, así como éxitos de Celia Cruz, Vicente Fernández y Joan Sebastian, entre otros. 

 

Para reflexionar sobre esta obra es preciso atender a los aspectos de forma y fondo. Sobre los primeros es innegable la destreza técnica en la compleja animación de las marionetas de múltiples hilos y la vivacidad que consiguen ante el asombro de las infancias espectantes. La estética general de la obra, las bambalinas y los telones pintados con distintos paisajes que enmarcan cada número, dan cuenta de una manufactura artesanal que la compañía ha mantenido durante el paso del tiempo.

En cuanto al fondo del montaje, si reconocemos cómo aquello que fue motivo de risa en el pasado ahora es controvertido, queda en evidencia la necesidad de preguntarse qué del sustrato de humor conviene seguir conservando y con qué fines. Giros en las representaciones de este grupo hablan de un México atravesado de violencias verbales que se espejeaban con las audiencias en los montajes de carpa. Hoy esto resulta políticamente incorrecto y agresivo para muchas personas. 

La dramaturgia de Galindo se ha adaptado al paso del tiempo –aluden a la conversión de la moneda, el uso de canciones más recientes y a grupos de whatsapp– ¿cómo es que el manejo de un humor basado en prejuicios discriminatorios se ha mantenido? 

 

La representación teatral, como un acto público realizado por decisión, es consecuencia de una postura política, independientemente de que exista una consciencia de ello. Este montaje invita a profundizar en torno a algunos cuestionamientos: ¿el teatro de carpa puede resignificarse sin reproducir violencias? ¿cómo representamos determinadas escenas y para qué? 

Los números musicales que reflejan el folclor mexicano, remiten a las ferias populares de enorme arraigo. Si la elección de los números que presentan responde a la improvisación del momento y a aquello de lo que el público se ríe durante la función, que de alguna manera les espejea y que por tanto asegura el éxito de la carpa, la reflexión gira la mirada hacia las audiencias: ¿de qué representaciones nos seguimos riendo?  


Autoría y dirección: Laisa Guadalupe Galindo Becerra

Animación de títeres: Laisa Guadalupe Galindo Becera, Miguel Ángel Sánchez Rosales Irvin Omar Galindo Becerra.

Escenografía, vestuario y fabricación de títeres: Colectiva

12 de noviembre de 2023

Casa Reforma 


Fotografías de Enrique Gorostieta y Raúl Kigra