Me importas tú, boleros para abrazar
Entrevista previa a la presentación del montaje
Caminar por la luz
Luis Javier Maciel Paniagua
Una voz de bebé
apapachada por su abuela, su abuelo; su mamá y su papá
expresa con fuerza lo que quiere:
“Yo quiero caminar por la luz”.
Este deseo resuena en una casa muy especial. En ella, más bebés y sus familias se desplazan sobre una alfombra que brilla en la oscuridad. Los muros proyectan los colores de la noche; un músico requinta los sonidos del bolero; y dos actrices juegan con barcos y listones, mientras bailan con sombreros y le cantan al amor.
En el aire atraviesa la escena, un cordón sostiene objetos percusivos. Una vocecita grita a la distancia:
“¡Yo también quiero un cascabel!”.
Susana Romo sabe ser la anfitriona de su casa teatral: escucha la necesidad; atraviesa un mar de pequeños pies y manos; llega al centro de la alfombra; descuelga un cascabel; sale cuidadosamente y, en segundos, lo entrega a la familia frente a mí.
Este suceso es una pequeña muestra de cómo se siguen los principios de la crianza respetuosa (la empatía, la igualdad, la horizontalidad y el amor incondicional) en Me importas tú, boleros para abrazar.
Esta experiencia teatral está dirigida a bebés de cero a tres años que no dominan por completo la palabra. Por ello, para el grupo A La Deriva Teatro, resulta fundamental proponer al público juegos presimbólicos de aparición/desaparición o de construcción/destrucción mediante barcos, aviones, ropa, listones y otros objetos.
Los montajes de Susana Romo suelen prestar mucha atención a la música, porque la considera una puerta que facilita a las infancias disfrutar experiencias estéticas. En Me importas tú, boleros para abrazar la música es un elemento que adquiere un valor adicional: honrar a su madre, primera etnomusicóloga de Guadalajara, autora de dos libros sobre el bolero y fallecida recientemente.
Con instrumentos percusivos y de cuerdas, Sergio Arreola ejecuta en vivo fragmentos de cinco boleros populares: Farolito, Cariñito azucarado, Corazón de melón, Amor de mis amores y Piel canela. A la par, las jugadoras/actrices acompañan el sonido cantando, tarareando y experimentando con onomatopeyas y rítmicos movimientos corporales. Un ejemplo de esto en la obra es la repetición de Cariñito azucarado, corazón. Varían la melodía, la intención y el volumen, mientras las familias imitan el canto y lo dirigen hacia cada bebé.
Durante esta función, se divide al público en dos partes. La primera mitad (conformada por familias de abuelos, abuelas, padres, madres y bebés), se dispone a manera de río en sillas y colchonetas sobre un escenario con apariencia de sala: una alfombra al centro; dos percheros con ropa típica del bolero a cada extremo; una lámpara en la esquina; y un escritorio. La segunda mitad (compuesta por el resto del público) accedemos al segundo piso del foro para atestiguar el acontecimiento.
Una voz de bebé resuena:
“Yo quiero caminar por la luz”.
¿A qué luz se refiere? En la Muestra Crítica enlistamos algunos destellos: durante la función se puede amamantar, dar alimentos y cambiar pañales; hay una clara voluntad de alejarse del adultocentrismo y respetar las necesidades en la relación abuela-abuelo-madre-padre-bebé; los objetos que vemos son los disponibles en cualquier hogar de la tercera edad para establecer una narrativa del juego; a diferencia de otras obras de esta Muestra Nacional de Teatro, se evita la violencia normalizada de la participación forzada del público; se incluye a dos grupos de la sociedad invisibilizados, las infancias y la tercera edad; y, en palabras de Susana Romo, busca quitar el miedo con amor.
Nosotros también queremos caminar por esa luz.
Me importas tú, boleros para abrazar
Texto y dirección: Susana Romo
A La Deriva Teatro
Jugadoras/actrices: Cristina Martínez e Isamar Buenrostro
Músico: Sergio Arriola
Asistente de dirección: Ana Karen Álvarez
Diseño de iluminación: Enrique “Chester” Morales
Diseño de vestuario y escenografía: Susana Romo
Función para público general y participantes de la MNT
12 de noviembre de 2023
13:00 horas
Fotografías de Enrique Gorostieta