Nana

Entrevista previa a la presentación del montaje

Ofrendar el encuentro 

Isabel Yáñez


El duelo y la enfermedad permanecen como grandes incógnitas en el andar de la humanidad. Se han vertido miles de perspectivas y propuestas para habitar las emociones que nos producen. Compartir con otras personas esta experiencia, algunas veces significa un remedio que nos trae paz. 

En el marco de la 43 Muestra Nacional de Teatro, se presentó el monólogo Nana de La Gorgona Teatro, que busca ofrendar un espacio de reflexión y desahogo. El medio es la mirada de May, una niña que acompaña a su abuela en el proceso de deterioro que produce el Alzheimer. Nos relata anécdotas, pero también el profundo vínculo que tiene con ella, que se hace más fuerte al reconocer las semejanzas entre ambas y las transformaciones que impone esta enfermedad en su ritmo de vida.

Destacan dos elementos en esta obra: la dramaturgia —a cargo de José Uriel García Solís— y la actuación de Dani Crank. Ambos se tejen y producen un entorno en el que la ternura y la empatía son prioridad. En el tratamiento de un tema tan común y punzante no podría ser de otra forma. 


La experiencia es acotada en un espacio mínimo en el escenario amplio del Teatro Alarife Martín Casillas, en Guadalajara, Jalisco. Esto provoca la sensación de observar un fragmento de una vida completa, un rincón en un hogar. Por años, hablar de las labores de cuidados se ha puesto obligadamente en lo privado, invisibilizando a quienes mantienen la vida —mayormente mujeres— y censurando espacios para reflexionar sobre ello. 

Como pasa en Nana, la llegada de la enfermedad provoca constantes pequeños terremotos. Adaptarse a ellos implica una confrontación familiar y personal. May, la protagonista de esta historia, distingue los cambios en la personalidad de su abuela y en las dinámicas familiares en su casa. Se cuestiona con inocencia y profundidad. Son sus preguntas y sensaciones un vehículo para la conexión con el espectador. Quiere entender por qué su abuela, en cierto momento, dejará de ser. Admite que no sabe qué hacer con el silencio y en esa desesperación busca el apoyo de una mujer extravagante y misteriosa. Está en la búsqueda de respuestas que la ayuden a adaptarse a esta situación. Es difícil apartarnos de nuestra latente vulnerabilidad, de nuestros temores durante procesos que nos quitan el piso, que nos afectan en todas las esferas de nuestro bienestar. 


En la entrevista previa a Muestra Nacional de Teatro con Dani y José Uriel, hablamos sobre el Teatro de la Ternura, la forma en la que han nombrado su participación en las artes escénicas. Entre lo que se compartió, una de las ideas que más reverberaron en mí fue que el teatro se experimente como un acto de ternura, una caricia. En busca de contextualizarlo en los tiempos crueles a los que nos enfrentamos, en donde la guerra y la muerte violenta están día con día en nuestros temas de conversación, propiciar espacios de encuentro y caricias nutre un proceso de restauración del dolor y el arrebato. Aunque dar recetas o preceptivas para vivir un duelo no es el objetivo ni afán del proyecto, me parece que la búsqueda incesante de encuentro y ternura es muy pertinente para las audiencias. Como bien lo señaló José Uriel: planteamos al teatro como acompañante de la humanidad. 


El gran motor de May es el amor profundo que le tiene a su abuela. No se da por vencida en entender qué le sucede, buscar su comodidad y los cuidados necesarios, pero, sobre todo, es el amor lo que la ayuda a restaurar su vida. Se mira al espejo y reconoce a su abuela en ella misma: Nana me regaló sus ojos. Conservamos a nuestros seres queridos en el recuerdo y en el cuerpo y puede que ese sea el punto de inicio para llegar a la calma. 


Nana

La Gorgona Teatro 

Texto y dirección: José Uriel García Solís

Con Dani Crank

Diseño de escenografía e iluminación: Aurelio Palomino 

Diseño y realización de vestuario: Julio Chávez 

Música original: Rocío Galindo 

Maquillaje: Dani Crank 

Asistencia Técnica: Néstor Zepeda 

Asistencia de Dirección: Bella Nava 

18 de noviembre del 2023, 13:00 horas

Teatro Alarife Martín Casillas

55 minutos


Fotografías de Danaé Kotsiras y Raúl Kigra