Significado de caminar una mirada

Entrevista previa a la presentación del montaje

Contra el tiempo frenético, el paso constante

Mauro Marines

Donde el bullicio debería reinar, un lugar de paso en medio de una metrópoli cada vez más grande, se generó un espacio para detener el tiempo y poner en el centro a quienes suelen estar en la periferia.

Significado de caminar una mirada es la propuesta escénica que el Laboratorio de Creación Jalisco ha desarrollado durante los últimos meses y de la cual presentaron un work in progress durante la 43 Muestra Nacional de Teatro, en Jalisco.

El proyecto colaborativo fue coordinado por l_s artistas escénicos Natasha Barhedia y Beto Ruiz, quienes guiaron a un equipo conformado Joana Núñez, Daniel Briones, Fátima Carrillo, Amanda Morales, Yael Ávila, Mauri Mariscal y Juan M. Pérez, habitantes de los territorios de Puerto Vallarta, Etzatlán, Colotlán, Unión de San Antonio y Tuxpan, así como Tijuana, Guadalajara y Ciudad de México.

En su sede, el Centro de Transferencia Multimodal CETRAM, ubicado bajo la Glorieta de de la Normal, en la capital jalisciense —central que debería conectar a varias líneas de autobuses del transporte público tapatío pero que ha quedado subutilizada desde su inauguración—, colocaron al público en el extremo de un largo corredor flanqueado por columnas de concreto. Del lado opuesto, a decenas de metros de distancia, una escalera por la cual se accede a la superficie se convirtió en el fondo del espacio, desde donde el grupo de creador_s inició su acción.

De manera paulatina l_s performers comenzaron a deslizarse escaleras abajo, más como un fluido que como un cuerpo. Pronto quedó claro que su movimiento sería en cámara lenta, pero tan lejana era la escena que podía llegar a pasar desapercibida. Sin embargo, antes de viajar al sitio, a l_s asistentes se les entregaron binoculares, instrumentos vitales para la apreciación de los primeros momentos de la obra, y cuyo zoom no solo permitió acercarse al hecho, sino que otorgó una agencia particular al momento de elegir qué ver.

Pies arrastrándose por el concreto, brazos alzándose con lentitud, el rostro concentrado que busca el equilibrio entre la ejecución y la interpretación, o la posibilidad de observar el conjunto desde la lejanía fueron algunas de las opciones a las que el público tuvo acceso gracias a este dispositivo.

Al encuadrar de tal manera el montaje, entre las columnas, el techo con sus lámparas, y el piso, todo gris, así como el contraste y cuidado en el color de las indumentarias de cada performer, Significado… hace homenaje al trabajo del artista de videoarte Bill Viola, quien ralentiza una acción que en tiempo real tomaría segundos, en escenas que pueden durar varios minutos.

Y así como Viola hipnotiza a su público frente a imágenes donde todos los detalles cuentan, así lo hicieron también en Significado…, pues a pesar de su ritmo, mantuvo la atención en todo momento, fuera a través de la lente o con la mirada propia. En la misma línea ofrece un encuentro con la pausa ante la incansable dinámica del día a día que se vive, sobre todo, en las grandes ciudades.

La experiencia de Barhedia y Ruiz con la danza y los lenguajes coreográficos se refleja en el trazo y desplazamiento, la utilización del espacio en momentos indicados y la cohesión del montaje.

Esto solo es la forma para el contenido, uno donde confluyen las inquietudes colectivas pero destacan las identidades individuales —como parece que será la tónica en el Laboratorio de Creación, pues sucedió algo similar con Des/Territorios (Sustratos Escénicos) en la edición coahuilense del programa—. En la propuesta jalisciense hay dos escenas en particular que marcan los primeros momentos de la obra: La “siembra” de maíz a lo largo del eje longitudinal del espacio a cargo de uno de ell_s y la procesión que realizan con otr_ de los artistas, a quien visten claveles y cargan como si de una imagen venerable se tratara, mientras le gritan alabanzas.

Una vez que termina este recorrido los zapatos comienzan a tomar protagonismo y el acto de caminar se vuelve más relevante. Tras descalzarse, en fila, se ponen de pie sobre los zapatos del otro para avanzar, símbolo de la necesidad de actuar en comunidad, que refuerzan más adelante cuando, al colocarse de nuevo sus tenis y zapatos, amarran las agujetas a las de su compañer_, se levantan a la par y dan unos pasos más mientras revelan imágenes donde denuncian las violencias que más les atraviesan.

Mientras esto sucede son acompañad_s por el diseño sonoro de Kenji Kishi —el cual ambienta de manera adecuada cada momento—, así como por audios donde, a partir de la mítica frase “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal…”, del autor jalisciense Juan Rulfo, presentan variaciones que hablan de la identidad, del territorio, de la periferia, el centro y la migración, hasta llegar a la enunciación de los 125 municipios del estado.

Este trabajo en proceso, al igual que su predecesor, da muestras de la madurez del proyecto, sus ideas y dispositivos, y aunque falta afinar el dominio corporal al momento de ejecutar movimientos tan precisos a tan baja velocidad —pues fueron notorios algunos temblores y trastabilleos durante el performance—, el producto logra traspasar hacia l_s espectador_s de manera contundente.

La elección de recorrer un largo pasillo hacia el público no es un mero capricho visual, sino que el mismo acto ya habla de este fenómeno migratorio y sus relaciones con otras circunstancias de la realidad de Jalisco. Cada paso, se descubrirá al final, lleva a un resultado lógico: la ruptura de la cuarta pared.

Mientras sus compañer_s salen de entre las columnas y se preparan para la última escena, un performer acerca a las gradas una hielera repleta de cervezas —con su marca cubierta por cinta negra— y les invita a disfrutar de la playa, que se anuncia gracias al sonido de un ave nativa de Vallarta y luego se revela cuando l_s artistas salen en bañador a tomar el sol —una lámpara ámbar sobre las escaleras—, mientras una banda atraviesa la misma ruta y se deja ver por un costado de l_s presentes.

Con ese artificial atardecer en el Pacífico —que por ello no es menos conmovedor— Significado… cierra su acto en el mismo tono contemplativo y pausado, pero ahora pintado de fiesta y armonía, como una respuesta al entorno violento y frenético que se vive en Jalisco, con gente que entre sus tradiciones y celebraciones decide seguir amando esa tierra y vivir para disfrutarla.


Significado de caminar una mirada

Creación colectiva con la guía de: Natasha Barhedia y Beto Ruiz.

Con: Joana Núñez, Daniel Briones, Fátima Carrillo, Amanda Morales, Yael Ávila, Mauri Mariscal y Juan M. Pérez.

Diseño sonoro: Kenji Kishi.

Producción: Secretaría de Cultura Jalisco.

Fecha: Jueves 16 de noviembre.

Lugar: Centro de Transferencia Multimodal CETRAM

Duración: 45 minutos.


Fotografías de Danaé Kotsiras