Silencio


Entrevista previa a la presentación del montaje

¿El que ama no puede pensar?

Alejandro López


Casi todos sabemos querer

Pero pocos sabemos amar

Es que amar y querer no es igual

Amar es sufrir querer es gozar


Versa la canción interpretada por José José, cuya letra pone en entredicho la forma en que entendemos el amor y cómo lo expresarnos. Con texto de Juan Carrillo, Mónica Portillo y Martín Becerra; dirección de Juan Carrillo; y cinco actores/actrices en escena, la compañía Los Colochos Teatro, de CDMX, se presentó en la 43 Muestra Nacional de Teatro, con la obra Silencio, a partir de Otelo de William Shakespeare.


La historia muestra a Otón, un médico que tras sufrir un accidente de automóvil pierde la audición y en consecuencia se ve afectado en el habla también. Se comunica por medio del español signado. Junto con un equipo de galenos, este personaje es enviado a una remota comunidad en la selva, donde tienen la encomienda de combatir un virus que se propaga rápidamente. A esta misión lo acompañan Daniela, su novia e intérprete; Santiago y Emilia que son pareja; y Carlos a quien acaban de nombrar en un puesto importante en la investigación, lo que despierta la envidia de Santiago y genera un plan para arrebatarle el cargo. 

Este montaje es la cuarta entrega de lo que el grupo ha concebido como una pentalogía inspirada en los clásicos de Shakespeare: Mendoza, basada en Macbeth; Nacahue: Ramón y Hortensia, a partir de Romeo y Julieta; Reina, con base en El rey Lear, y la obra que ahora nos ocupa. La propuesta parte de la idea de traer textos complejos del 1600, a lo cotidiano, a un contexto mexicano para que tod_s podamos entenderlo. 


La adaptación transpone los signos para que sean entendibles en el contexto. En la obra original el protagonista es de origen africano. En Silencio, es sordo. Los personajes de ambas versiones coinciden en ser discriminados. 

El tema de la sordera, según el director de escena, es empleado como una condición circunstancial, no es el centro de la trama. Sin embargo, despertó polémica por la manera peyorativa con la que se refieren a Otón otros personajes en escena. Insisten en sus complejos por su limitación. Las acciones de Otón no desdicen las debilidades que se le atribuyen, al contrario, las refuerzan. 


De acuerdo con el director, la obra “No está pensada para la comunidad silente”, por ende, el actor que asume el protagónico, Alfredo Monsiváis y quien interpreta a Daniela, Erandeni Durán, se prepararon para manejar el lenguaje de señas previamente referido y que utilizan en lugar de la Lengua de Señas Mexicana.


El escenario estaba ocupado por una larga mesa acompañada por nueve sillas de oficina. Los cambios de ambiente se lograron con el uso de manteles, uno blanco para el consultorio médico, otro colorido para la fiesta y uno elegante para la cena hogareña. Una iluminación sencilla completó el cuadro.


Se deja ver durante la función una intertextualidad entre la historia y las canciones de José José, pues los títulos de algunas de éstas fueron proyectados en el ciclorama, mientras las diversas situaciones de abuso variaban. Esto hace pensar que las canciones del intérprete están plagadas de violencia simbólica y hacen un símil con la puesta, lo que no detuvo a l_s espectadores para corear “El amar y el querer” a todo pulmón. 


El trabajo actoral es asertivo en el conjunto: la voz, la corporalidad y la interpretación me transmitieron el dolor y la alegría que los personajes viven. Por mencionar un ejemplo, Santiago, interpretado por Leonardo Zamudio, lleno de malicia y misoginia despertó el repudio de much_s por lo convincente de su actuación y la saña en la conducta, además de simpatía por los momentos cómicos del mini stand-up sobre la mesa.


Casi al inicio de la obra desde el escenario se invitó a cuatro personas de la audiencia a subir sobre las tablas. Quienes accedieron quedaron acomodados en sillas con la mesa enfrente. No resultó claro el propósito de esta acción. A lo largo de la hora y media que permanecieron en escena, fueron casi por completo ignorados. 

Es imposible no mencionar el alto grado de violencia que la obra presenta. En la función para los participantes de la Muestra, algún_s pudimos ver un pequeño letrero pegado en la puerta del teatro, con la advertencia de que veríamos semidesnudos y violencia explícita. Esa prevención no bastó para prepararnos frente a lo que se vio en el escenario. Por mucho, Silencio rebasa en violencia verbal y física al Otelo de Shakespeare, quizás como reflejo de la sociedad actual.


La forma en la que se ejecuta el feminicidio de Daniela generó una reacción polarizada. Mientras algunas personas aplaudían de pie, muchas otras abandonaron la sala con visible desagrado y molestia, antes de terminada la función. Los distanciamientos que tienen lugar durante la obra, como la sangre falsa colocada alrededor de la cabeza de Daniela o la obviedad con la que Santiago se untó pintura roja en el rostro tras ser golpeado, no son suficientes para dar perspectiva. 

La compañía no pretende visibilizar, denunciar o proponer formas de reparar el tejido social. En palabras de Juan Carrillo “No es un asunto de banderas, ni antropológicas, ni sociales, ni mucho menos políticas”. No obstante, las decisiones que como compañía se toman, implican un posicionamiento. La determinación de mostrar en escena un feminicidio en especial violento, cuando vivimos en un país donde cada día entre 10 y 11 mujeres son asesinadas, merece ser cuestionada ¿Cuál es la pertinencia de exhibirlo  de esa manera en este contexto? Es preciso exhortar al gremio a reflexionar sobre las formas en las que se abordan ciertos temas. 


Silencio. A partir de Otelo de William Shakespeare, llegó con un talante provocativo que conmocionó a l_s participantes en la Muestra Nacional y despertó polémicas a su alrededor, incluso en quienes eligieron la obra para participar en la programación oficial. Pese a ello, no podemos ignorar el hecho de que el teatro genera emociones (no siempre agradables), funciona como un reflejo de la sociedad y, lo busque o no, enuncia un posicionamiento político. 


Silencio, a partir de Otelo de William Shakespeare

Dramaturgia: Juan Carrillo, Mónica Portillo y Martín Becerra.

Dirección: Juan Carrillo

Con: Erandeni Duran, Alfredo Monsiváis, Leonardo Zamudio/Roam León, Martín Becerra y Yadira Pérez

Escenografía e iluminación: Mario Eduardo de León

Vestuario: Libertad Mardel, Judith Almazán, Los Colochos Teatro

Sonido/Música: Juan Carrillo, Mario Eduardo de León y Roam León

15 de noviembre de 2023

Teatro Alarife Martín Casillas

 95 min.


Fotografías de Raúl Kigra